Incremento del rendimiento académico y su aportación como herramienta innovadora al desarrollo de políticas corporativas que contribuyan a la sostenibilidad de las empresas en escenario altamente cambiantes.

El mundo corporativa puede ahora disponer de información multidisciplinar que le permite acceder a conocimiento contextual de los comportamientos dinámicos y diversos que tienen los escenario.  Así se pasa del comportamiento lineal al contextual que toma en consideración la interacción entre los diferentes agentes que afectan el comportamiento de cualquier institución ahora y hacia el futuro cuando se aceleren los cambios de todos los agentes del entorno global.
                                                                                                                                                                                                                                                         Existe una relación curvilínea entre el grado de multidisciplinariedad de las redes de colaboración de los/as investigadores/as y su performance académico. Esto implica una necesidad clara de gestión de los efectos de la multidisciplinariedad para tratar de aprovechar la diversidad de conocimientos, experiencias y perfiles competenciales de los/as investigadores/as en cualquier proceso de investigación; y posteriormente de los agentes perceptores de la información resultante de esta modalidad de investigación.

Por tanto, en el momento científico actual, aunque se siguen realizando gran cantidad de investigaciones disciplinares, se están desarrollando también aproximaciones más flexibles, que tratan de superar las limitaciones de la práctica estándar mediante la incorporación de diferentes formas de investigación supradisciplinar tales como la multidisciplinariedad, la interdisciplinariedad y la transdisciplinariedad.

Esencialmente, estas prácticas representan un continuo y se diferencian por el grado de integración y colaboración entre disciplinas, así como por las razones que impulsan dicha colaboración e integración (Mobjörk, 2010).

Disciplinariedad, monodisciplinariedad, unidisciplinariedad. Los tres términos hacen referencia a la forma tradicional de desarrollar la actividad investigadora, la cual se basa en la especialización en disciplinas académicas creada durante el siglo XIX (Lawrence, 2004).

La multidisciplinariedad (MDR) es la práctica de investigación basada en la yuxtaposición de modelos teóricos y metodológicos pertenecientes a diferentes disciplinas para abordar una pregunta de investigación específica; en este enfoque, cada especialista trabaja por separado, existiendo poca o ninguna sinergia entre los investigadores de los diferentes campos involucrados.

Sin embargo, la IDR (al igual que la MDR), si bien sobrepasa el marco monodisciplinar, todavía mantiene su objetivo dentro del mismo, contribuyendo a trascenderlo en el grado que contribuye a la generación de nuevas disciplinas (Aagard & Siune, 2007; Mcgregor, 2004). Aunque nuevas sinergias surgen de estas interacciones, pueden no resultar suficientes para abordar la profunda complejidad de los grandes problemas de nuestra sociedad; por ello, en determinados contextos y dependiendo del problema bajo consideración, puede ser necesario impulsar un acercamiento que lleve la integración de las disciplinas un paso más allá, que nos desafíe a trascender los límites de nuestro pensamiento creando un espacio dialogado que conduzca a nuevos enfoques con los que afrontar la complejidad de los escenarios actuales y futuros (Andrén, 2010; Jahn et al., 2012; Mcgregor, 2004).

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